Conquista las Grandes Empresas con tu Certificación en Ciberseguridad Mi Historia

P: or qué crees que es tan crucial adentrarse en él ahora mismo y cuáles serían los primeros pasos si soy principiante?
A1: ¡Ay, lo entiendo perfectamente! Esa sensación de abrumación es justo lo que yo sentí al principio. Pero miren, la verdad es que la ciberseguridad ya no es una opción, ¡es una necesidad imperiosa! Piensen en ello: cada día, nuestras vidas, nuestras finanzas, nuestros recuerdos… todo está más digitalizado. Desde el banco en el que tenemos nuestros ahorros hasta la foto de la última reunión familiar en la nube, todo puede ser un objetivo. Las empresas, grandes y pequeñas, están en una carrera constante contra ciberdelincuentes cada vez más sofisticados. ¡Es una guerra silenciosa, pero real! Lo he visto de primera mano: una brecha de seguridad puede significar pérdidas millonarias, reputaciones destrozadas y la confianza de miles de clientes por los suelos. Por eso, los profesionales en este campo no solo son valorados, ¡son esenciales!Si me preguntan por dónde empezar, les diré que no se compliquen demasiado al principio. Lo primero es despertar esa curiosidad, ¿saben? Hay muchísimos recursos en línea, cursos introductorios gratuitos o muy económicos que les darán una base sólida. Yo empecé devorando blogs, viendo tutoriales en YouTube y haciendo pequeños cursos sobre conceptos básicos de redes, sistemas operativos y programación. ¡No necesitan ser un genio de la informática de la noche a la mañana! Lo importante es entender la lógica, familiarizarse con la terminología y, sobre todo, desarrollar una mentalidad de detective: siempre buscando vulnerabilidades, siempre pensando cómo proteger. Después de esa base, ya pueden empezar a pensar en la certificación.Q2: Mencionaste que obtener una certificación fue clave para ti. ¿Cuáles son las certificaciones más cotizadas ahora mismo en el ámbito de la ciberseguridad, y cómo impactaron realmente en tu carrera, más allá del papel?
A2: ¡Absolutamente! La certificación fue un antes y un después para mí, ¡sin exagerar! Es como tener un sello de aprobación que dice ‘esta persona sabe lo que hace’. En mi experiencia, y lo he visto en muchísimos colegas, las certificaciones no solo validan tus conocimientos, sino que te dan esa confianza extra en ti mismo y la credibilidad que necesitas en las entrevistas.Ahora, si hablamos de las ‘joyas de la corona’ en ciberseguridad, hay algunas que brillan con luz propia. Las de (ISC)² como el CISSP (Certified Information Systems Security Professional) son el ‘Santo Grial’ si aspiran a roles de gestión o arquitectura de seguridad, ¡es increíblemente reconocida! Para los que se inclinan más por la parte técnica, la CompTIA Security+ es una excelente puerta de entrada y te da una base sólida. Luego, si ya tienen algo de experiencia, certificaciones como la CEH (Certified Ethical Hacker) o las de Offensive Security son ideales para los apasionados del ‘hacking ético’ y las pruebas de penetración. ¡Son las que te permiten pensar como un atacante para defender mejor!Personalmente, mi certificación fue la chispa que encendió mi carrera.

R: ecuerdo la entrevista para mi puesto actual: cuando el reclutador vio mi certificado, su expresión cambió. Me preguntó sobre mi experiencia preparándola, y pude explicarle no solo lo que sabía, sino la dedicación y el esfuerzo que puse.
Eso no tiene precio. No solo me abrió la puerta a una de las corporaciones más grandes, sino que me puso en una posición donde mis opiniones y mi experiencia son realmente valoradas.
La sensación de pertenecer a un equipo de élite, trabajando en proyectos críticos, es algo que te llena el alma, ¡mucho más allá de la nómina! Es la prueba de que, con la preparación adecuada, se pueden romper barreras.
Q3: Suena increíble, pero el mercado laboral es muy competitivo. ¿Cómo puedo hacer para que mi perfil destaque de verdad y qué beneficios tangibles, más allá de la reputación, puedo esperar si invierto tiempo y dinero en una certificación?
A3: ¡Qué buena pregunta! Y sí, es verdad, la competencia es feroz, pero justamente ahí es donde una certificación te da una ventaja brutal. No se trata solo de tener el papel, sino de lo que ese papel representa: compromiso, conocimiento validado por terceros y una base sólida.
Para destacar, mi primer consejo es que no se queden solo con la teoría. ¡Practiquen! Monten su propio laboratorio en casa con máquinas virtuales, participen en ‘Capture The Flag’ (CTF) si les gusta el hacking ético, o contribuyan a proyectos de código abierto.
¡Demuestren que son proactivos! Personalmente, cuando estaba buscando mi primer empleo, compartía mis pequeños proyectos y descubrimientos en un blog, ¡y eso siempre llamaba la atención de los reclutadores!
Además, la certificación, como les decía, es un filtro de oro. Muchos procesos de selección descartan automáticamente a candidatos sin ella para ciertos puestos, así que ya están un paso adelante.
En cuanto a los beneficios tangibles, ¡son muchísimos! Para empezar, el salario. Es un hecho que los profesionales certificados en ciberseguridad suelen tener ingresos significativamente más altos que sus colegas sin certificar.
¡Hablamos de un salto considerable! Además, la movilidad laboral se dispara; las empresas de todo el mundo buscan estos perfiles. Y no solo es dinero; es la calidad del trabajo.
Te abres la puerta a roles más desafiantes, con mayor impacto y responsabilidad. Yo he pasado de sentirme como uno más a ser parte fundamental de decisiones estratégicas que protegen a millones de usuarios.
La seguridad laboral también es un plus inmenso en este campo en constante crecimiento. Y, por último, la red de contactos: al prepararte para estas certificaciones, conoces a otros profesionales con tus mismos intereses, ¡y eso puede abrirte muchísimas puertas inesperadas!
No es solo una inversión en un trozo de papel, es una inversión en tu futuro, en tu crecimiento y en tu tranquilidad.

– 2. Descubriendo el fascinante universo de la ciberseguridad

– ¡Uf, qué pregunta tan común y tan cargada de ilusión! Cuando yo empecé a interesarme por esto de la ciberseguridad, sentía que estaba frente a una montaña inmensa, sin saber ni siquiera dónde poner el primer pie.

La clave, y esto lo digo por experiencia propia, es no intentar abarcarlo todo de golpe. Es como querer aprender un idioma: empiezas con lo básico, ¿verdad?

Para la ciberseguridad, lo fundamental es entender los principios básicos de redes, sistemas operativos (Windows, Linux) y algo de programación. No necesitas ser un gurú de la codificación, pero sí comprender cómo funcionan las cosas por dentro.

Recuerdo que pasé semanas enteras viendo tutoriales y leyendo blogs, y lo más valioso fue simular pequeños ataques en entornos controlados. Es una experiencia que te abre los ojos a las vulnerabilidades de una manera que ningún libro puede.

Es verdad que al principio puede parecer un poco abrumador, con tanta terminología nueva, pero cada concepto que dominas te hace sentir como si hubieras desbloqueado un nuevo nivel en un juego.

¡Y esa sensación, mis amigos, es adictiva!

– Permítanme ser muy claro: construir una casa sin cimientos sólidos es una locura, ¿no? Pues lo mismo aplica aquí. Antes de pensar en ser un hacker ético o un analista de malware, necesitas dominar los fundamentos.

Hablo de conceptos como la tríada CIA (Confidencialidad, Integridad, Disponibilidad), los tipos de ataques más comunes (phishing, DDoS, malware), y las medidas básicas de protección (firewalls, antivirus).

Yo, en mi camino, me di cuenta de que muchas de las “soluciones mágicas” que prometen atajos en realidad te dejan con vacíos enormes. Fue frustrante al principio, lo confieso, porque quería ir rápido.

Pero, al final, invertir tiempo en entender cómo funcionan TCP/IP, los puertos, los protocolos de seguridad o la criptografía básica, me dio una ventaja enorme.

Esa base me permitió entender el “porqué” detrás de cada herramienta y cada estrategia, no solo el “cómo”. ¡Y eso, queridos lectores, es lo que realmente te diferencia y te convierte en un profesional valioso!

– Ahora, hablemos de lo que a muchos les quita el sueño: las certificaciones. Hay un mar de ellas, ¿verdad? Cuando yo estaba decidiendo, me sentía un poco perdido.

Pero después de investigar y hablar con gente ya metida en el sector, me di cuenta de que hay algunas que son verdaderos pasaportes al éxito. Personalmente, las certificaciones de (ISC)² como la CISSP (Certified Information Systems Security Professional) o las de CompTIA, como la Security+, fueron un antes y un después en mi carrera.

La Security+ es fantástica para empezar, te da una visión global y te enseña el lenguaje de la industria. Luego, la CISSP es otro nivel; te exige experiencia y te prepara para roles de liderazgo, de toma de decisiones estratégicas.

Recuerdo las noches estudiando para la CISSP, con la cafeína como mi mejor amiga, pensando si realmente valdría la pena tanto esfuerzo. Y ¡vaya que sí!

Fue esa certificación la que me abrió las puertas grandes. Las empresas no solo buscan conocimientos técnicos, sino la validación de que esos conocimientos están estructurados y cumplen con estándares globales.

¡Es una inversión en ti mismo que te devuelve con creces!

– Sé que el costo de algunas certificaciones puede asustar a más de uno. Y no es para menos, ¡algunas son un buen pellizco! Yo misma dudé bastante.

Pero aquí viene mi experiencia: el retorno de la inversión es altísimo. No solo hablo de un mejor salario, que es una realidad innegable, sino de la calidad de los proyectos en los que puedes participar, el tipo de personas con las que te rodeas y el nivel de impacto que puedes tener.

Cuando obtuve mi certificación, no solo mi currículum se volvió mucho más atractivo, sino que mis habilidades se perfeccionaron a un nivel que yo misma no creía posible.

Fue un proceso de aprendizaje intensivo, que me obligó a salir de mi zona de confort y a aprender de verdad. Además, las certificaciones te abren puertas a comunidades profesionales exclusivas, donde puedes compartir conocimientos y oportunidades.

Para mí, fue un antes y un después; la inversión inicial se recuperó rápidamente con las nuevas oportunidades laborales y un crecimiento profesional acelerado.

– Aquí viene un consejo de oro que muchos subestiman: ¡crea tus propios proyectos! No basta con leer y estudiar; hay que ensuciarse las manos. Cuando yo estaba buscando mi primer empleo serio en ciberseguridad, lo que realmente llamó la atención de los reclutadores no fueron solo mis certificaciones, sino los pequeños proyectos que había hecho por mi cuenta.

Recuerdo haber montado un pequeño laboratorio en mi casa con máquinas virtuales, simulando ataques y defensas. También desarrollé un script sencillo para automatizar la revisión de logs, algo muy básico, pero que demostraba mi curiosidad y mi capacidad para aplicar lo aprendido.

No tienen que ser proyectos gigantescos; lo importante es que demuestren tu iniciativa, tu capacidad para resolver problemas y tu pasión por el campo.

Un proyecto personal es como una ventana a tu mente, donde los empleadores pueden ver cómo piensas y cómo actúas frente a un desafío. ¡Es tu oportunidad de mostrar tu creatividad y tu empuje!

– Si hay algo que me ha enseñado este camino, es que la práctica hace al maestro, especialmente en ciberseguridad. No hay mejor manera de aprender que experimentando, probando, y sí, ¡equivocándote!

Montar un laboratorio virtual en tu propia computadora es más fácil de lo que parece. Herramientas como VirtualBox o VMware te permiten crear entornos aislados donde puedes practicar ataques y defensas sin poner en riesgo tu sistema principal.

Recuerdo haber pasado horas y horas con Kali Linux, Metasploit, Wireshark, explorando cada herramienta, entendiendo cómo funcionan las vulnerabilidades y cómo explotarlas (de forma ética, claro).

Estos laboratorios son tu patio de juegos personal, donde puedes cometer errores y aprender de ellos sin consecuencias reales. Personalmente, descubrí que al simular escenarios reales, como un ataque de ransomware o un intento de phishing, mi comprensión se disparaba.

Es ahí donde la teoría cobra vida y donde realmente desarrollas esa intuición que te hace un experto.

– El mundo de la ciberseguridad es, en el fondo, una comunidad. Y como en toda comunidad, las conexiones lo son todo. Cuando yo empecé, era bastante tímida para estas cosas, lo admito.

Pero me di cuenta de que ir a conferencias, unirme a grupos online y participar en meetups locales era fundamental. Recuerdo un evento en Madrid donde tuve la oportunidad de charlar con una experta en seguridad de una gran empresa tecnológica.

Esa conversación, que empezó con un simple “hola, me interesa mucho lo que haces”, terminó con un contacto valioso y una visión sobre el sector que no habría obtenido de otra manera.

No se trata solo de buscar un trabajo, sino de aprender de los demás, de compartir ideas y de estar al tanto de las tendencias. LinkedIn se convirtió en mi mejor amigo; no solo para buscar ofertas, sino para seguir a influencers, participar en debates y mostrar mi propio contenido.

¡Crear y mantener tu red profesional es una de las inversiones más rentables que puedes hacer en tu carrera!

– ¡Las entrevistas! Quién no ha sentido esos nervios previos, ¿verdad? Pero he aprendido que, con la preparación adecuada, pueden ser una oportunidad para brillar.

Para mí, la clave fue entender que no se trata solo de demostrar lo que sabes, sino de mostrar quién eres. Las empresas quieren ver tu pasión, tu capacidad para resolver problemas y cómo encajarías en su equipo.

Recuerdo una entrevista donde me pidieron que resolviera un pequeño problema de lógica de seguridad en vivo, frente a los entrevistadores. En lugar de entrar en pánico, pensé en voz alta, explicando mi proceso de razonamiento, incluso si no llegaba a la solución perfecta.

Lo que valoraron fue mi forma de abordar el problema, mi capacidad para comunicarme y mi resiliencia. Además, investiga a fondo la empresa y el puesto.

Haz preguntas inteligentes al final; demuestra que estás realmente interesado y que has hecho tu tarea. ¡Esas pequeñas cosas marcan una gran diferencia!

– Si hay algo cierto en ciberseguridad, es que lo que aprendiste ayer puede que hoy ya esté obsoleto. ¡Este campo es un torbellino de novedades! Y eso, lejos de ser algo malo, es lo que lo hace tan emocionante.

Para mí, el aprendizaje continuo no es una opción, es una necesidad y, la verdad, una pasión. Una vez que consigues tu primera certificación, no te puedes dormir en los laureles.

Personalmente, me encanta seguir blogs especializados, leer los informes anuales de las grandes empresas de seguridad y participar en cursos online de plataformas como Coursera o Udemy.

No se trata de coleccionar títulos, sino de mantener tu mente ágil y tus conocimientos frescos. Recuerdo haber pasado de un tema a otro, desde la seguridad en la nube hasta la inteligencia artificial aplicada a la seguridad, sin sentir que el estudio terminaba, sino que evolucionaba.

Es un viaje sin fin, pero cada nueva habilidad o conocimiento adquirido te da una ventaja competitiva enorme.

– En este océano de información, ¿cómo saber qué fuentes son fiables? Esta es una pregunta crucial, y en mi experiencia, he filtrado bastante para quedarme con lo que realmente me aporta valor.

Los blogs de empresas como SANS, KrebsOnSecurity, o los informes de amenazas de compañías como Palo Alto Networks o Fortinet, son oro puro. También las comunidades de Reddit enfocadas en ciberseguridad suelen tener debates muy interesantes y recursos compartidos por profesionales.

Y no puedo olvidar los podcasts; mientras hago ejercicio o viajo, escucho a expertos que desglosan las últimas vulnerabilidades o tendencias. Otra fuente vital son las conferencias y webinars gratuitos que muchas organizaciones ofrecen.

Estar al tanto de lo que sucede en el “lado oscuro” (los ataques y vulnerabilidades emergentes) es tan importante como conocer las últimas defensas. Confiar en fuentes de autoridad y experiencia es clave para no perder el tiempo y para construir un conocimiento sólido y actualizado.

– ¡Ay, la frustración! Quién no la ha sentido, ¿verdad? Este camino no es siempre de rosas, y habrá momentos en los que sientas que no avanzas, que la información es demasiada o que simplemente no entiendes algo.

Recuerdo una vez que estaba intentando configurar un honeypot para entender cómo los atacantes interactuaban con un sistema, y no había manera de que funcionara.

Pasé días enteros, ¡y me sentía tan inútil! La tentación de rendirme era enorme. Pero lo que he aprendido es que la persistencia es una cualidad tan valiosa como el conocimiento técnico.

En esos momentos, lo mejor que puedes hacer es dar un paso atrás, tomar un respiro, quizás hacer algo completamente diferente por un rato, y luego volver con la mente despejada.

A veces, un problema que parecía insuperable se resuelve con una nueva perspectiva. Y no tengas miedo de pedir ayuda; la comunidad de ciberseguridad es increíblemente solidaria.

¡Nadie nace sabiendo todo, y pedir consejo es señal de inteligencia, no de debilidad!

– Es fácil centrarse en la meta final y olvidar el camino. Pero quiero decirles, de corazón, que celebren cada pequeño logro. Cada vez que entiendes un concepto complejo, cada vez que resuelves un problema técnico, cada vez que pasas una etapa de un examen, ¡celébralo!

Cuando yo estaba estudiando para mis certificaciones, cada vez que entendía un nuevo protocolo o lograba configurar algo correctamente en mi laboratorio, me daba una pequeña recompensa.

Un café especial, un paseo, lo que sea. Estas pequeñas victorias son el combustible que te mantiene motivado y te ayuda a ver lo lejos que has llegado.

La ciberseguridad es un campo exigente, pero también increíblemente gratificante. No subestimes el poder de reconocer tu propio progreso. ¡Es el motor que te impulsa a seguir adelante y a conquistar los desafíos más grandes!

– Trabajar en una gran corporación, especialmente en el área de ciberseguridad, es una experiencia única. Hay cosas que solo descubres una vez que estás dentro.

El ritmo es frenético; siempre hay nuevas amenazas, nuevos proyectos, y la presión puede ser alta. Recuerdo mis primeros días, sintiéndome abrumada por la cantidad de sistemas, políticas y tecnologías que debía aprender.

¡Era como beber de una manguera de bomberos! Pero, al mismo tiempo, la satisfacción de proteger sistemas críticos, de ver cómo tu trabajo contribuye directamente a la seguridad de millones de usuarios, es inmensa.

Colaborar con equipos multidisciplinares, aprender de expertos de talla mundial y tener acceso a las últimas herramientas y tecnologías, es algo que no tiene precio.

Hay días que son una locura, no lo voy a negar, con incidentes que te mantienen pegado a la pantalla hasta altas horas. Pero esos son los días que más aprendes y donde sientes que realmente marcas la diferencia.

– 구글 검색 결과

– 3. La brújula de tu carrera: Escogiendo las certificaciones clave

– Ahora, hablemos de lo que a muchos les quita el sueño: las certificaciones. Hay un mar de ellas, ¿verdad? Cuando yo estaba decidiendo, me sentía un poco perdido.

Pero después de investigar y hablar con gente ya metida en el sector, me di cuenta de que hay algunas que son verdaderos pasaportes al éxito. Personalmente, las certificaciones de (ISC)² como la CISSP (Certified Information Systems Security Professional) o las de CompTIA, como la Security+, fueron un antes y un después en mi carrera.

La Security+ es fantástica para empezar, te da una visión global y te enseña el lenguaje de la industria. Luego, la CISSP es otro nivel; te exige experiencia y te prepara para roles de liderazgo, de toma de decisiones estratégicas.

Recuerdo las noches estudiando para la CISSP, con la cafeína como mi mejor amiga, pensando si realmente valdría la pena tanto esfuerzo. Y ¡vaya que sí!

Fue esa certificación la que me abrió las puertas grandes. Las empresas no solo buscan conocimientos técnicos, sino la validación de que esos conocimientos están estructurados y cumplen con estándares globales.

¡Es una inversión en ti mismo que te devuelve con creces!

– Sé que el costo de algunas certificaciones puede asustar a más de uno. Y no es para menos, ¡algunas son un buen pellizco! Yo misma dudé bastante.

Pero aquí viene mi experiencia: el retorno de la inversión es altísimo. No solo hablo de un mejor salario, que es una realidad innegable, sino de la calidad de los proyectos en los que puedes participar, el tipo de personas con las que te rodeas y el nivel de impacto que puedes tener.

Cuando obtuve mi certificación, no solo mi currículum se volvió mucho más atractivo, sino que mis habilidades se perfeccionaron a un nivel que yo misma no creía posible.

Fue un proceso de aprendizaje intensivo, que me obligó a salir de mi zona de confort y a aprender de verdad. Además, las certificaciones te abren puertas a comunidades profesionales exclusivas, donde puedes compartir conocimientos y oportunidades.

Para mí, fue un antes y un después; la inversión inicial se recuperó rápidamente con las nuevas oportunidades laborales y un crecimiento profesional acelerado.

– Aquí viene un consejo de oro que muchos subestiman: ¡crea tus propios proyectos! No basta con leer y estudiar; hay que ensuciarse las manos. Cuando yo estaba buscando mi primer empleo serio en ciberseguridad, lo que realmente llamó la atención de los reclutadores no fueron solo mis certificaciones, sino los pequeños proyectos que había hecho por mi cuenta.

Recuerdo haber montado un pequeño laboratorio en mi casa con máquinas virtuales, simulando ataques y defensas. También desarrollé un script sencillo para automatizar la revisión de logs, algo muy básico, pero que demostraba mi curiosidad y mi capacidad para aplicar lo aprendido.

No tienen que ser proyectos gigantescos; lo importante es que demuestren tu iniciativa, tu capacidad para resolver problemas y tu pasión por el campo.

Un proyecto personal es como una ventana a tu mente, donde los empleadores pueden ver cómo piensas y cómo actúas frente a un desafío. ¡Es tu oportunidad de mostrar tu creatividad y tu empuje!

– Si hay algo que me ha enseñado este camino, es que la práctica hace al maestro, especialmente en ciberseguridad. No hay mejor manera de aprender que experimentando, probando, y sí, ¡equivocándote!

Montar un laboratorio virtual en tu propia computadora es más fácil de lo que parece. Herramientas como VirtualBox o VMware te permiten crear entornos aislados donde puedes practicar ataques y defensas sin poner en riesgo tu sistema principal.

Recuerdo haber pasado horas y horas con Kali Linux, Metasploit, Wireshark, explorando cada herramienta, entendiendo cómo funcionan las vulnerabilidades y cómo explotarlas (de forma ética, claro).

Estos laboratorios son tu patio de juegos personal, donde puedes cometer errores y aprender de ellos sin consecuencias reales. Personalmente, descubrí que al simular escenarios reales, como un ataque de ransomware o un intento de phishing, mi comprensión se disparaba.

Es ahí donde la teoría cobra vida y donde realmente desarrollas esa intuición que te hace un experto.

– El mundo de la ciberseguridad es, en el fondo, una comunidad. Y como en toda comunidad, las conexiones lo son todo. Cuando yo empecé, era bastante tímida para estas cosas, lo admito.

Pero me di cuenta de que ir a conferencias, unirme a grupos online y participar en meetups locales era fundamental. Recuerdo un evento en Madrid donde tuve la oportunidad de charlar con una experta en seguridad de una gran empresa tecnológica.

Esa conversación, que empezó con un simple “hola, me interesa mucho lo que haces”, terminó con un contacto valioso y una visión sobre el sector que no habría obtenido de otra manera.

No se trata solo de buscar un trabajo, sino de aprender de los demás, de compartir ideas y de estar al tanto de las tendencias. LinkedIn se convirtió en mi mejor amigo; no solo para buscar ofertas, sino para seguir a influencers, participar en debates y mostrar mi propio contenido.

¡Crear y mantener tu red profesional es una de las inversiones más rentables que puedes hacer en tu carrera!

– ¡Las entrevistas! Quién no ha sentido esos nervios previos, ¿verdad? Pero he aprendido que, con la preparación adecuada, pueden ser una oportunidad para brillar.

Para mí, la clave fue entender que no se trata solo de demostrar lo que sabes, sino de mostrar quién eres. Las empresas quieren ver tu pasión, tu capacidad para resolver problemas y cómo encajarías en su equipo.

Recuerdo una entrevista donde me pidieron que resolviera un pequeño problema de lógica de seguridad en vivo, frente a los entrevistadores. En lugar de entrar en pánico, pensé en voz alta, explicando mi proceso de razonamiento, incluso si no llegaba a la solución perfecta.

Lo que valoraron fue mi forma de abordar el problema, mi capacidad para comunicarme y mi resiliencia. Además, investiga a fondo la empresa y el puesto.

Haz preguntas inteligentes al final; demuestra que estás realmente interesado y que has hecho tu tarea. ¡Esas pequeñas cosas marcan una gran diferencia!

– Si hay algo cierto en ciberseguridad, es que lo que aprendiste ayer puede que hoy ya esté obsoleto. ¡Este campo es un torbellino de novedades! Y eso, lejos de ser algo malo, es lo que lo hace tan emocionante.

Para mí, el aprendizaje continuo no es una opción, es una necesidad y, la verdad, una pasión. Una vez que consigues tu primera certificación, no te puedes dormir en los laureles.

Personalmente, me encanta seguir blogs especializados, leer los informes anuales de las grandes empresas de seguridad y participar en cursos online de plataformas como Coursera o Udemy.

No se trata de coleccionar títulos, sino de mantener tu mente ágil y tus conocimientos frescos. Recuerdo haber pasado de un tema a otro, desde la seguridad en la nube hasta la inteligencia artificial aplicada a la seguridad, sin sentir que el estudio terminaba, sino que evolucionaba.

Es un viaje sin fin, pero cada nueva habilidad o conocimiento adquirido te da una ventaja competitiva enorme.

– En este océano de información, ¿cómo saber qué fuentes son fiables? Esta es una pregunta crucial, y en mi experiencia, he filtrado bastante para quedarme con lo que realmente me aporta valor.

Los blogs de empresas como SANS, KrebsOnSecurity, o los informes de amenazas de compañías como Palo Alto Networks o Fortinet, son oro puro. También las comunidades de Reddit enfocadas en ciberseguridad suelen tener debates muy interesantes y recursos compartidos por profesionales.

Y no puedo olvidar los podcasts; mientras hago ejercicio o viajo, escucho a expertos que desglosan las últimas vulnerabilidades o tendencias. Otra fuente vital son las conferencias y webinars gratuitos que muchas organizaciones ofrecen.

Estar al tanto de lo que sucede en el “lado oscuro” (los ataques y vulnerabilidades emergentes) es tan importante como conocer las últimas defensas. Confiar en fuentes de autoridad y experiencia es clave para no perder el tiempo y para construir un conocimiento sólido y actualizado.

– ¡Ay, la frustración! Quién no la ha sentido, ¿verdad? Este camino no es siempre de rosas, y habrá momentos en los que sientas que no avanzas, que la información es demasiada o que simplemente no entiendes algo.

Recuerdo una vez que estaba intentando configurar un honeypot para entender cómo los atacantes interactuaban con un sistema, y no había manera de que funcionara.

Pasé días enteros, ¡y me sentía tan inútil! La tentación de rendirme era enorme. Pero lo que he aprendido es que la persistencia es una cualidad tan valiosa como el conocimiento técnico.

En esos momentos, lo mejor que puedes hacer es dar un paso atrás, tomar un respiro, quizás hacer algo completamente diferente por un rato, y luego volver con la mente despejada.

A veces, un problema que parecía insuperable se resuelve con una nueva perspectiva. Y no tengas miedo de pedir ayuda; la comunidad de ciberseguridad es increíblemente solidaria.

¡Nadie nace sabiendo todo, y pedir consejo es señal de inteligencia, no de debilidad!

– Es fácil centrarse en la meta final y olvidar el camino. Pero quiero decirles, de corazón, que celebren cada pequeño logro. Cada vez que entiendes un concepto complejo, cada vez que resuelves un problema técnico, cada vez que pasas una etapa de un examen, ¡celébralo!

Cuando yo estaba estudiando para mis certificaciones, cada vez que entendía un nuevo protocolo o lograba configurar algo correctamente en mi laboratorio, me daba una pequeña recompensa.

Un café especial, un paseo, lo que sea. Estas pequeñas victorias son el combustible que te mantiene motivado y te ayuda a ver lo lejos que has llegado.

La ciberseguridad es un campo exigente, pero también increíblemente gratificante. No subestimes el poder de reconocer tu propio progreso. ¡Es el motor que te impulsa a seguir adelante y a conquistar los desafíos más grandes!

– Trabajar en una gran corporación, especialmente en el área de ciberseguridad, es una experiencia única. Hay cosas que solo descubres una vez que estás dentro.

El ritmo es frenético; siempre hay nuevas amenazas, nuevos proyectos, y la presión puede ser alta. Recuerdo mis primeros días, sintiéndome abrumada por la cantidad de sistemas, políticas y tecnologías que debía aprender.

¡Era como beber de una manguera de bomberos! Pero, al mismo tiempo, la satisfacción de proteger sistemas críticos, de ver cómo tu trabajo contribuye directamente a la seguridad de millones de usuarios, es inmensa.

Colaborar con equipos multidisciplinares, aprender de expertos de talla mundial y tener acceso a las últimas herramientas y tecnologías, es algo que no tiene precio.

Hay días que son una locura, no lo voy a negar, con incidentes que te mantienen pegado a la pantalla hasta altas horas. Pero esos son los días que más aprendes y donde sientes que realmente marcas la diferencia.

– 구글 검색 결과

– 4. De la teoría a la acción: Creando tu portfolio digital

– Aquí viene un consejo de oro que muchos subestiman: ¡crea tus propios proyectos! No basta con leer y estudiar; hay que ensuciarse las manos. Cuando yo estaba buscando mi primer empleo serio en ciberseguridad, lo que realmente llamó la atención de los reclutadores no fueron solo mis certificaciones, sino los pequeños proyectos que había hecho por mi cuenta.

Recuerdo haber montado un pequeño laboratorio en mi casa con máquinas virtuales, simulando ataques y defensas. También desarrollé un script sencillo para automatizar la revisión de logs, algo muy básico, pero que demostraba mi curiosidad y mi capacidad para aplicar lo aprendido.

No tienen que ser proyectos gigantescos; lo importante es que demuestren tu iniciativa, tu capacidad para resolver problemas y tu pasión por el campo.

Un proyecto personal es como una ventana a tu mente, donde los empleadores pueden ver cómo piensas y cómo actúas frente a un desafío. ¡Es tu oportunidad de mostrar tu creatividad y tu empuje!

– Si hay algo que me ha enseñado este camino, es que la práctica hace al maestro, especialmente en ciberseguridad. No hay mejor manera de aprender que experimentando, probando, y sí, ¡equivocándote!

Montar un laboratorio virtual en tu propia computadora es más fácil de lo que parece. Herramientas como VirtualBox o VMware te permiten crear entornos aislados donde puedes practicar ataques y defensas sin poner en riesgo tu sistema principal.

Recuerdo haber pasado horas y horas con Kali Linux, Metasploit, Wireshark, explorando cada herramienta, entendiendo cómo funcionan las vulnerabilidades y cómo explotarlas (de forma ética, claro).

Estos laboratorios son tu patio de juegos personal, donde puedes cometer errores y aprender de ellos sin consecuencias reales. Personalmente, descubrí que al simular escenarios reales, como un ataque de ransomware o un intento de phishing, mi comprensión se disparaba.

Es ahí donde la teoría cobra vida y donde realmente desarrollas esa intuición que te hace un experto.

– El mundo de la ciberseguridad es, en el fondo, una comunidad. Y como en toda comunidad, las conexiones lo son todo. Cuando yo empecé, era bastante tímida para estas cosas, lo admito.

Pero me di cuenta de que ir a conferencias, unirme a grupos online y participar en meetups locales era fundamental. Recuerdo un evento en Madrid donde tuve la oportunidad de charlar con una experta en seguridad de una gran empresa tecnológica.

Esa conversación, que empezó con un simple “hola, me interesa mucho lo que haces”, terminó con un contacto valioso y una visión sobre el sector que no habría obtenido de otra manera.

No se trata solo de buscar un trabajo, sino de aprender de los demás, de compartir ideas y de estar al tanto de las tendencias. LinkedIn se convirtió en mi mejor amigo; no solo para buscar ofertas, sino para seguir a influencers, participar en debates y mostrar mi propio contenido.

¡Crear y mantener tu red profesional es una de las inversiones más rentables que puedes hacer en tu carrera!

– ¡Las entrevistas! Quién no ha sentido esos nervios previos, ¿verdad? Pero he aprendido que, con la preparación adecuada, pueden ser una oportunidad para brillar.

Para mí, la clave fue entender que no se trata solo de demostrar lo que sabes, sino de mostrar quién eres. Las empresas quieren ver tu pasión, tu capacidad para resolver problemas y cómo encajarías en su equipo.

Recuerdo una entrevista donde me pidieron que resolviera un pequeño problema de lógica de seguridad en vivo, frente a los entrevistadores. En lugar de entrar en pánico, pensé en voz alta, explicando mi proceso de razonamiento, incluso si no llegaba a la solución perfecta.

Lo que valoraron fue mi forma de abordar el problema, mi capacidad para comunicarme y mi resiliencia. Además, investiga a fondo la empresa y el puesto.

Haz preguntas inteligentes al final; demuestra que estás realmente interesado y que has hecho tu tarea. ¡Esas pequeñas cosas marcan una gran diferencia!

– Si hay algo cierto en ciberseguridad, es que lo que aprendiste ayer puede que hoy ya esté obsoleto. ¡Este campo es un torbellino de novedades! Y eso, lejos de ser algo malo, es lo que lo hace tan emocionante.

Para mí, el aprendizaje continuo no es una opción, es una necesidad y, la verdad, una pasión. Una vez que consigues tu primera certificación, no te puedes dormir en los laureles.

Personalmente, me encanta seguir blogs especializados, leer los informes anuales de las grandes empresas de seguridad y participar en cursos online de plataformas como Coursera o Udemy.

No se trata de coleccionar títulos, sino de mantener tu mente ágil y tus conocimientos frescos. Recuerdo haber pasado de un tema a otro, desde la seguridad en la nube hasta la inteligencia artificial aplicada a la seguridad, sin sentir que el estudio terminaba, sino que evolucionaba.

Es un viaje sin fin, pero cada nueva habilidad o conocimiento adquirido te da una ventaja competitiva enorme.

– En este océano de información, ¿cómo saber qué fuentes son fiables? Esta es una pregunta crucial, y en mi experiencia, he filtrado bastante para quedarme con lo que realmente me aporta valor.

Los blogs de empresas como SANS, KrebsOnSecurity, o los informes de amenazas de compañías como Palo Alto Networks o Fortinet, son oro puro. También las comunidades de Reddit enfocadas en ciberseguridad suelen tener debates muy interesantes y recursos compartidos por profesionales.

Y no puedo olvidar los podcasts; mientras hago ejercicio o viajo, escucho a expertos que desglosan las últimas vulnerabilidades o tendencias. Otra fuente vital son las conferencias y webinars gratuitos que muchas organizaciones ofrecen.

Estar al tanto de lo que sucede en el “lado oscuro” (los ataques y vulnerabilidades emergentes) es tan importante como conocer las últimas defensas. Confiar en fuentes de autoridad y experiencia es clave para no perder el tiempo y para construir un conocimiento sólido y actualizado.

– ¡Ay, la frustración! Quién no la ha sentido, ¿verdad? Este camino no es siempre de rosas, y habrá momentos en los que sientas que no avanzas, que la información es demasiada o que simplemente no entiendes algo.

Recuerdo una vez que estaba intentando configurar un honeypot para entender cómo los atacantes interactuaban con un sistema, y no había manera de que funcionara.

Pasé días enteros, ¡y me sentía tan inútil! La tentación de rendirme era enorme. Pero lo que he aprendido es que la persistencia es una cualidad tan valiosa como el conocimiento técnico.

En esos momentos, lo mejor que puedes hacer es dar un paso atrás, tomar un respiro, quizás hacer algo completamente diferente por un rato, y luego volver con la mente despejada.

A veces, un problema que parecía insuperable se resuelve con una nueva perspectiva. Y no tengas miedo de pedir ayuda; la comunidad de ciberseguridad es increíblemente solidaria.

¡Nadie nace sabiendo todo, y pedir consejo es señal de inteligencia, no de debilidad!

– Es fácil centrarse en la meta final y olvidar el camino. Pero quiero decirles, de corazón, que celebren cada pequeño logro. Cada vez que entiendes un concepto complejo, cada vez que resuelves un problema técnico, cada vez que pasas una etapa de un examen, ¡celébralo!

Cuando yo estaba estudiando para mis certificaciones, cada vez que entendía un nuevo protocolo o lograba configurar algo correctamente en mi laboratorio, me daba una pequeña recompensa.

Un café especial, un paseo, lo que sea. Estas pequeñas victorias son el combustible que te mantiene motivado y te ayuda a ver lo lejos que has llegado.

La ciberseguridad es un campo exigente, pero también increíblemente gratificante. No subestimes el poder de reconocer tu propio progreso. ¡Es el motor que te impulsa a seguir adelante y a conquistar los desafíos más grandes!

– Trabajar en una gran corporación, especialmente en el área de ciberseguridad, es una experiencia única. Hay cosas que solo descubres una vez que estás dentro.

El ritmo es frenético; siempre hay nuevas amenazas, nuevos proyectos, y la presión puede ser alta. Recuerdo mis primeros días, sintiéndome abrumada por la cantidad de sistemas, políticas y tecnologías que debía aprender.

¡Era como beber de una manguera de bomberos! Pero, al mismo tiempo, la satisfacción de proteger sistemas críticos, de ver cómo tu trabajo contribuye directamente a la seguridad de millones de usuarios, es inmensa.

Colaborar con equipos multidisciplinares, aprender de expertos de talla mundial y tener acceso a las últimas herramientas y tecnologías, es algo que no tiene precio.

Hay días que son una locura, no lo voy a negar, con incidentes que te mantienen pegado a la pantalla hasta altas horas. Pero esos son los días que más aprendes y donde sientes que realmente marcas la diferencia.

– 구글 검색 결과

– 5. Tejiendo tu red: El poder del networking y la búsqueda de empleo

– El mundo de la ciberseguridad es, en el fondo, una comunidad. Y como en toda comunidad, las conexiones lo son todo. Cuando yo empecé, era bastante tímida para estas cosas, lo admito.

Pero me di cuenta de que ir a conferencias, unirme a grupos online y participar en meetups locales era fundamental. Recuerdo un evento en Madrid donde tuve la oportunidad de charlar con una experta en seguridad de una gran empresa tecnológica.

Esa conversación, que empezó con un simple “hola, me interesa mucho lo que haces”, terminó con un contacto valioso y una visión sobre el sector que no habría obtenido de otra manera.

No se trata solo de buscar un trabajo, sino de aprender de los demás, de compartir ideas y de estar al tanto de las tendencias. LinkedIn se convirtió en mi mejor amigo; no solo para buscar ofertas, sino para seguir a influencers, participar en debates y mostrar mi propio contenido.

¡Crear y mantener tu red profesional es una de las inversiones más rentables que puedes hacer en tu carrera!

– ¡Las entrevistas! Quién no ha sentido esos nervios previos, ¿verdad? Pero he aprendido que, con la preparación adecuada, pueden ser una oportunidad para brillar.

Para mí, la clave fue entender que no se trata solo de demostrar lo que sabes, sino de mostrar quién eres. Las empresas quieren ver tu pasión, tu capacidad para resolver problemas y cómo encajarías en su equipo.

Recuerdo una entrevista donde me pidieron que resolviera un pequeño problema de lógica de seguridad en vivo, frente a los entrevistadores. En lugar de entrar en pánico, pensé en voz alta, explicando mi proceso de razonamiento, incluso si no llegaba a la solución perfecta.

Lo que valoraron fue mi forma de abordar el problema, mi capacidad para comunicarme y mi resiliencia. Además, investiga a fondo la empresa y el puesto.

Haz preguntas inteligentes al final; demuestra que estás realmente interesado y que has hecho tu tarea. ¡Esas pequeñas cosas marcan una gran diferencia!

– Si hay algo cierto en ciberseguridad, es que lo que aprendiste ayer puede que hoy ya esté obsoleto. ¡Este campo es un torbellino de novedades! Y eso, lejos de ser algo malo, es lo que lo hace tan emocionante.

Para mí, el aprendizaje continuo no es una opción, es una necesidad y, la verdad, una pasión. Una vez que consigues tu primera certificación, no te puedes dormir en los laureles.

Personalmente, me encanta seguir blogs especializados, leer los informes anuales de las grandes empresas de seguridad y participar en cursos online de plataformas como Coursera o Udemy.

No se trata de coleccionar títulos, sino de mantener tu mente ágil y tus conocimientos frescos. Recuerdo haber pasado de un tema a otro, desde la seguridad en la nube hasta la inteligencia artificial aplicada a la seguridad, sin sentir que el estudio terminaba, sino que evolucionaba.

Es un viaje sin fin, pero cada nueva habilidad o conocimiento adquirido te da una ventaja competitiva enorme.

– En este océano de información, ¿cómo saber qué fuentes son fiables? Esta es una pregunta crucial, y en mi experiencia, he filtrado bastante para quedarme con lo que realmente me aporta valor.

Los blogs de empresas como SANS, KrebsOnSecurity, o los informes de amenazas de compañías como Palo Alto Networks o Fortinet, son oro puro. También las comunidades de Reddit enfocadas en ciberseguridad suelen tener debates muy interesantes y recursos compartidos por profesionales.

Y no puedo olvidar los podcasts; mientras hago ejercicio o viajo, escucho a expertos que desglosan las últimas vulnerabilidades o tendencias. Otra fuente vital son las conferencias y webinars gratuitos que muchas organizaciones ofrecen.

Estar al tanto de lo que sucede en el “lado oscuro” (los ataques y vulnerabilidades emergentes) es tan importante como conocer las últimas defensas. Confiar en fuentes de autoridad y experiencia es clave para no perder el tiempo y para construir un conocimiento sólido y actualizado.

– ¡Ay, la frustración! Quién no la ha sentido, ¿verdad? Este camino no es siempre de rosas, y habrá momentos en los que sientas que no avanzas, que la información es demasiada o que simplemente no entiendes algo.

Recuerdo una vez que estaba intentando configurar un honeypot para entender cómo los atacantes interactuaban con un sistema, y no había manera de que funcionara.

Pasé días enteros, ¡y me sentía tan inútil! La tentación de rendirme era enorme. Pero lo que he aprendido es que la persistencia es una cualidad tan valiosa como el conocimiento técnico.

En esos momentos, lo mejor que puedes hacer es dar un paso atrás, tomar un respiro, quizás hacer algo completamente diferente por un rato, y luego volver con la mente despejada.

A veces, un problema que parecía insuperable se resuelve con una nueva perspectiva. Y no tengas miedo de pedir ayuda; la comunidad de ciberseguridad es increíblemente solidaria.

¡Nadie nace sabiendo todo, y pedir consejo es señal de inteligencia, no de debilidad!

– Es fácil centrarse en la meta final y olvidar el camino. Pero quiero decirles, de corazón, que celebren cada pequeño logro. Cada vez que entiendes un concepto complejo, cada vez que resuelves un problema técnico, cada vez que pasas una etapa de un examen, ¡celébralo!

Cuando yo estaba estudiando para mis certificaciones, cada vez que entendía un nuevo protocolo o lograba configurar algo correctamente en mi laboratorio, me daba una pequeña recompensa.

Un café especial, un paseo, lo que sea. Estas pequeñas victorias son el combustible que te mantiene motivado y te ayuda a ver lo lejos que has llegado.

La ciberseguridad es un campo exigente, pero también increíblemente gratificante. No subestimes el poder de reconocer tu propio progreso. ¡Es el motor que te impulsa a seguir adelante y a conquistar los desafíos más grandes!

– Trabajar en una gran corporación, especialmente en el área de ciberseguridad, es una experiencia única. Hay cosas que solo descubres una vez que estás dentro.

El ritmo es frenético; siempre hay nuevas amenazas, nuevos proyectos, y la presión puede ser alta. Recuerdo mis primeros días, sintiéndome abrumada por la cantidad de sistemas, políticas y tecnologías que debía aprender.

¡Era como beber de una manguera de bomberos! Pero, al mismo tiempo, la satisfacción de proteger sistemas críticos, de ver cómo tu trabajo contribuye directamente a la seguridad de millones de usuarios, es inmensa.

Colaborar con equipos multidisciplinares, aprender de expertos de talla mundial y tener acceso a las últimas herramientas y tecnologías, es algo que no tiene precio.

Hay días que son una locura, no lo voy a negar, con incidentes que te mantienen pegado a la pantalla hasta altas horas. Pero esos son los días que más aprendes y donde sientes que realmente marcas la diferencia.

– 구글 검색 결과

– 6. El guardián eterno: Manteniéndote al día en un mundo cambiante

– Si hay algo cierto en ciberseguridad, es que lo que aprendiste ayer puede que hoy ya esté obsoleto. ¡Este campo es un torbellino de novedades! Y eso, lejos de ser algo malo, es lo que lo hace tan emocionante.

Para mí, el aprendizaje continuo no es una opción, es una necesidad y, la verdad, una pasión. Una vez que consigues tu primera certificación, no te puedes dormir en los laureles.

Personalmente, me encanta seguir blogs especializados, leer los informes anuales de las grandes empresas de seguridad y participar en cursos online de plataformas como Coursera o Udemy.

No se trata de coleccionar títulos, sino de mantener tu mente ágil y tus conocimientos frescos. Recuerdo haber pasado de un tema a otro, desde la seguridad en la nube hasta la inteligencia artificial aplicada a la seguridad, sin sentir que el estudio terminaba, sino que evolucionaba.

Es un viaje sin fin, pero cada nueva habilidad o conocimiento adquirido te da una ventaja competitiva enorme.

– En este océano de información, ¿cómo saber qué fuentes son fiables? Esta es una pregunta crucial, y en mi experiencia, he filtrado bastante para quedarme con lo que realmente me aporta valor.

Los blogs de empresas como SANS, KrebsOnSecurity, o los informes de amenazas de compañías como Palo Alto Networks o Fortinet, son oro puro. También las comunidades de Reddit enfocadas en ciberseguridad suelen tener debates muy interesantes y recursos compartidos por profesionales.

Y no puedo olvidar los podcasts; mientras hago ejercicio o viajo, escucho a expertos que desglosan las últimas vulnerabilidades o tendencias. Otra fuente vital son las conferencias y webinars gratuitos que muchas organizaciones ofrecen.

Estar al tanto de lo que sucede en el “lado oscuro” (los ataques y vulnerabilidades emergentes) es tan importante como conocer las últimas defensas. Confiar en fuentes de autoridad y experiencia es clave para no perder el tiempo y para construir un conocimiento sólido y actualizado.

– ¡Ay, la frustración! Quién no la ha sentido, ¿verdad? Este camino no es siempre de rosas, y habrá momentos en los que sientas que no avanzas, que la información es demasiada o que simplemente no entiendes algo.

Recuerdo una vez que estaba intentando configurar un honeypot para entender cómo los atacantes interactuaban con un sistema, y no había manera de que funcionara.

Pasé días enteros, ¡y me sentía tan inútil! La tentación de rendirme era enorme. Pero lo que he aprendido es que la persistencia es una cualidad tan valiosa como el conocimiento técnico.

En esos momentos, lo mejor que puedes hacer es dar un paso atrás, tomar un respiro, quizás hacer algo completamente diferente por un rato, y luego volver con la mente despejada.

A veces, un problema que parecía insuperable se resuelve con una nueva perspectiva. Y no tengas miedo de pedir ayuda; la comunidad de ciberseguridad es increíblemente solidaria.

¡Nadie nace sabiendo todo, y pedir consejo es señal de inteligencia, no de debilidad!

– Es fácil centrarse en la meta final y olvidar el camino. Pero quiero decirles, de corazón, que celebren cada pequeño logro. Cada vez que entiendes un concepto complejo, cada vez que resuelves un problema técnico, cada vez que pasas una etapa de un examen, ¡celébralo!

Cuando yo estaba estudiando para mis certificaciones, cada vez que entendía un nuevo protocolo o lograba configurar algo correctamente en mi laboratorio, me daba una pequeña recompensa.

Un café especial, un paseo, lo que sea. Estas pequeñas victorias son el combustible que te mantiene motivado y te ayuda a ver lo lejos que has llegado.

La ciberseguridad es un campo exigente, pero también increíblemente gratificante. No subestimes el poder de reconocer tu propio progreso. ¡Es el motor que te impulsa a seguir adelante y a conquistar los desafíos más grandes!

– Trabajar en una gran corporación, especialmente en el área de ciberseguridad, es una experiencia única. Hay cosas que solo descubres una vez que estás dentro.

El ritmo es frenético; siempre hay nuevas amenazas, nuevos proyectos, y la presión puede ser alta. Recuerdo mis primeros días, sintiéndome abrumada por la cantidad de sistemas, políticas y tecnologías que debía aprender.

¡Era como beber de una manguera de bomberos! Pero, al mismo tiempo, la satisfacción de proteger sistemas críticos, de ver cómo tu trabajo contribuye directamente a la seguridad de millones de usuarios, es inmensa.

Colaborar con equipos multidisciplinares, aprender de expertos de talla mundial y tener acceso a las últimas herramientas y tecnologías, es algo que no tiene precio.

Hay días que son una locura, no lo voy a negar, con incidentes que te mantienen pegado a la pantalla hasta altas horas. Pero esos son los días que más aprendes y donde sientes que realmente marcas la diferencia.

– 구글 검색 결과